¿Alguna vez te has preguntado porqué la lavanda huele a lavanda o el romero a romero?, es decir, ¿Porqué estas plantas producen aceites esenciales?
Los aceites esenciales cumplen un rol biológico muy interesante fruto de una adaptación evolutiva durante millones de años. Te contamos porqué y para qué estas plantas producen estas esencias con sus agradables fragancias naturales.
La cuenca del Mediterráneo posee una variada flora llena de endemismos, y algo que llama la atención, es la cantidad de plantas aromáticas originarias de esta región. ¿Sabes que es la región con mayor variedad de flora aromática del mundo?
Las flores producen unos agradables aromas a modo de mensajes químicos que son un reclamo para los insectos polinizadores, ayudando a que estas puedan reproducirse y facilitar la formación de las futuras semillas. Pero las plantas aromáticas producen sus aceites esenciales en órganos diferentes tales como los tallos, hojas o incluso las raíces. Dentro de unas cavidades conocidas como cavidades o conductos esquizógenos, se forman unos espacios, fruto de la división celular, que son tapizados por células secretoras. Estas células secretoras empiezan a segregar aceites esenciales, y en cuánto aumentan las temperaturas, al aumentar el volumen de estos aceites volátiles, estos espacios se rompen liberando al medio los aceites esenciales.
Entonces, ¿Para qué producen estos aceites esenciales?
Pues esto es una interesante adaptación biológica y evolutiva, que ha permitido a las plantas aromáticas adaptarse y perdurar en condiciones climáticas casi extremas, recordaros que en las montañas del mediterráneo, podemos tener temperaturas que van desde los -10ºC hasta los 48ºC en verano, añadido a períodos de sequías muy prolongados.
Te contamos las ventajas que la producción de estas sustancias aromáticas les ha dado a este tipo de plantas.
- Son unos sustancias que le dan protección a las plantas aromáticas frente a virus, bacterias, hongos y parásitos, es decir, protección frente a plagas para mantenerlas alejadas. Bien es conocido que la mayoría de los aceites esenciales tienen propiedades antisépticas de las que también nos podemos servir.
- ¿Alguna vez has probado una gota de aceite esencial en tu boca? Tiene un sabor muy intenso y desagradable, por ello es una protección ideal frente los animales herbívoros, evitando que las plantas aromáticas sean devorados por estos, ningún animal quiere comerse una de estas plantas!
- En tercer lugar, es una adaptación metabólica que ha permitido que estas plantas puedan soportar temperaturas desde -5 Cº en invierno hasta 45 Cº en verano, tal y como pasa en las montañas del mediterráneo. Se desconoce todavía el mecanismo por el cual estos aceites ayudan a combatir estos rangos de temperaturas. Piénsalo, ¿ cuántas plantas pueden vivir en estos rangos de temperaturas?
- Y en cuarto y último lugar es un potente reclamo para los insectos polinizadores, atraídos por estos agradables aromas en forma de mensajes químicos.
Por último se cree que es un mecanismo metabólico de adaptación de estas plantas para soportar prolongados períodos de sequías, permitiéndoles funcionar con bajos niveles hídricos.
¿Curioso verdad? Pues nosotros encantados de que se hayan producido estas maravillosas adaptaciones que han hecho que no sólo sea un reclamo para insectos polinizadores si no también para nuestras narices. Buen trabajo.
